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Centrándonos en la primera mañana, analizamos los programas emitidos por las radios AM y FM ubicadas en la Ciudad de Buenos Aires que lideraron el rating en esa franja horaria durante junio de 2020 según Kantar Ibope.

 

“En la ciudad, por ejemplo, la mañana está marcada por el vértigo y la velocidad.Habitualmente, las personas tienen muy poco tiempo para escuchar radio mientras desayunan y se preparan para ir a trabajar o para asistir al colegio. Por ello, el ritmo de los programas matutinos es acelerado: brindan el estado del tránsito, el clima y las principales noticias del día. Es el momento del día con mayor audiencia y los programas matutinos constituyen la oferta más importante de la radio. De 6 a 9 se habla de ´la primera mañana´ y de 9 a 12 de ´la segunda mañana´” (Rodriguez, L. 2011. Ponele onda.Herramientas para producir radio con jóvenes).

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Programas analizados:

 

  • Cada Mañana (Radio Mitre, 6 a 10)

  • Doman 910 (Radio La Red, 6 a 9)

  • Mañana Sylvestre (Radio 10, 6 a 9)

  • Caími a las 6 (AM 750, 6 a 9)

  • Buen día Continental (Continental, 6 a 9)

  • Todos juntos (Rivadavia, 6 a 9)

  • Una mañana de estas (990, 6 a 8)

  • El club del Moro (La 100, 6 a 10)

  • Aspen Express (Aspen, 7 a 10)

  • El despertador (Radio Disney, 6 a 9)

  • De acá en más (Metro, 6 a 9)

  • Despierta corazón (POP Radio, 6 a 9)

  • Reloj de Plastilina (Mega, 6 a 9)

  • Fórmula Los40 (Los 40, 7 a 10)

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Hicimos el análisis enfocándonos en algunas identidades cis y trans no masculinas, es decir, en mujeres cis, mujeres trans y travestis, y el rol que ocupan en esas emisiones.

Para recabar información acerca de cómo se distribuyen los roles, desde Nos Quemaron por Brujas escuchamos los programas detallados en este mismo informe; entrevistamos a integrantes de los programas para obtener datos acerca de cómo se componen las emisiones matutinas; realizamos un exhaustivo chequeo de las páginas webs de las radios y sus redes sociales, así como también de los segmentos indicados -si las tuvieran-, y de sus integrantes.

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No podemos negar que los medios de comunicación producen y reproducen estereotipos. Tampoco que tienen gran poder para fijar opinión. En este sentido, cuando no se calzan las lentes violetas -cuando no miran desde los feminismos-, favorecen la violencia simbólica que es tipificada por la Ley 26.485 de Protección Integral para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra las Mujeres en los Ámbitos en que desarrollen sus Relaciones Interpersonales como “la que a través de patrones estereotipados, mensajes, valores, íconos o signos transmita y reproduzca dominación, desigualdad y discriminación en las relaciones sociales, naturalizando la subordinación de la mujer en la sociedad”.

 

Entonces, ¿qué sucede cuando nuestras voces no circulan por los micrófonos como trabajadoras de esos medios? ¿Cómo repercuten nuestras ausencias en las mentalidades de las y les oyentes? Esas faltas, ¿no impactan negativamente en las posibles elecciones de las y les estudiantes a la hora de elegir sus carreras?

 

La investigación realizada por la Asociación Civil Comunicar Igualdad, presidida por la periodista Sandra Chaher, indica que el 64% de las personas que estudian comunicación son mujeres, pero solo el 30% de las personas que trabajan en empresas periodísticas lo son. Y si de afiliación gremial hablamos, solo el 24% de las personas afiliadas a sindicatos de prensa son mujeres.

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Y si bien la lista de preguntas que nos hacemos es más amplia, para comenzar a tener certezas es necesario revisar cómo están compuestos los medios en general.

Nuestro aporte es entonces revisar los programas de la primera mañana de las radios más escuchadas porque con sus posibilidades tecnológicas, así como con su sustentabilidad técnica y económica, con enormes pautas publicitarias; consiguen potenciar e incidir en las
audiencias: ¿cuáles son las voces que priman durante las tres horas? ¿Quiénes son los que enuncian? No podemos olvidar que lo dicho, importando también quién lo dice, marca la agenda, construye sentido y, de ese modo, también nos va prefigurando los modos
en que se distribuye el poder.

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